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La
foto elegida por Oriol Fontdevila[1]
para ilustrar su artículo crítico al cierre a
partir de 2013 de Can Xalant -el centro
de creación y pensamiento contemporáneo de Mataró-, retrata aquel paisaje inmobiliario
en paralelo al ambiente de producción en esos días de sol intenso y trabajo en
colaboración acontecido en el patio del centro de arte junto con integrantes de
la comunidad del barrio. Dos imágenes de un mismo tiempo. Imagen premonitoria
del futuro, las caravanas amarillas parecen sufrir el proceso inverso de salida
de aquel lugar; premonitoria del pasado, las grúas auguran el final de una
época, el momento de mayor altura antes de que aquel proyectil logre impactar
con la burbuja.
Hay
un momento previo a la caída que resulta ser el punto más alto de esa bala
lanzada al cielo llamada proyecto. El proyecto encierra a la parábola, la curva
de ascenso descendente. La arquitectura se entrelaza con la política bajo esta
idea del proyecto en la tensión cíclica que supone la relación entre lo
individual y lo múltiple. Ciclos que envuelven al ecosistema civilizado
llevando a cabo el ilusorio plan de destierro del individuo son a la vez su
opuesto.[2] No parece evidente suponer
que la arquitectura constituya ese ciclo que incluye la vida completa de los
edificios porque allí, en su final como cosa, se desdibujan los bordes de lo
que se da a conocer como proyecto en función de su entidad en tanto mónada
política.
Debido
a ello es improbable pensar que hoy las nueve grúas se encuentren fuera de
actividad en otras geografías. Si después de todo se ha tornado fehaciente que
las modificaciones ambientales que han provocado la sucesiva cadena de
suspensiones de proyectos culturales no son otra cosa que debidas a motivos ideológicos,
del mismo modo sería improbable pensar que los objetivos finales de las
actividades que ocurrían en aquel patio de Can Xalant no se reproduzcan en
otros espacios, bajo otras esferas, desde otras ecuaciones; ese es el desafío que
habrá que tomar como conducta en el tiempo desde la construcción de ambientes, de
políticas y nuevas relaciones comunitarias y territoriales antes que toda la
escena se constituya en una doble victoria del tiempo cíclico propuesto desde
lo alto de las grúas.
Gustavo Diéguez/ a77
Publicado en Architecture Pills
[1]
http://www.a-desk.org/highlights/spip.php?article1473
[2] “El individuo debe su cristalización a
las formas de la economía política, especialmente al mercado urbano. Incluso
como oponente a la presión de la socialización es él su más auténtico producto
y se asemeja a ella” Adorno, Theodor. Minima Moralia, aforismo 97, pág.
140. Editora Nacional, Madrid
“The
individual [Individuum] owes its crystallization to the forms of political economy,
especially the urban marketplace [Marktwesen]. Even as an opponent of the
pressure of socialization, it remains the latter’s own product and similar to
it”.